Hoy conmemoramos la memoria de quienes lucharon por la reducción de las extensas e inhumanas jornadas laborales -de entre 14 y 18 horas- a fines del siglo XIX.
El logro de la jornada de 8 hs laborales se los debemos a los Mártires de Chicago y demás anónimos que batallaron con sus vidas para conseguir este logro que hoy nos parece muy habitual.
Hoy conmemoramos la memoria de todas/os aquella/os quienes lucharon por los derechos laborales conquistados. La historia al igual que estas personas, símbolo de dignidad de la clase trabajadora, está plagada por cientos de decenas de mártires en todo el mundo- destacados y anónimos-, que han dado la vida por defender mejores condiciones laborales.
En Argentina, encontramos que las/os trabajadoras/es han sido la clase con más víctimas del terrorismo de Estado, encontramos huelguistas fusilados en la Patagonia en 1921, cientos de reprimidos en los sucesos del Cordobazo en 1969 y más recientemente el asesinato del maestro Carlos Fuentealba en Neuquén.
Hoy recordamos también la sanción de la Constitución Nacional, que fuera en 1853. Hoy recordamos que en sus artículos 14 y 14 bis se establece el derecho al trabajo como a sus condiciones dignas.
Pero asistimos diariamente a la explotación que toma diversas formas: trabajo infantil, desocupación, desempleo, diferenciación salarial por discriminación de género, retribuciones arbitrarias, trabajo en negro, trabajo esclavo, despidos arbitrarios como moneda corriente. Pero la historia nos ha mostrado que las conquistas han surgido de las acciones de las personas, del establecimiento de los lazos solidarios entre sí, de la organización para construir un mundo mejor.