Cada 11 de septiembre recordamos en las escuelas de nuestro país a Domingo Faustino Sarmiento. Por un lado, la fecha conmemora otro aniversario de su fallecimiento y por ello nos insta a reflexionar sobre su rol en la Historia de nuestro país. Se lo conoce popularmente como el Padre de Aula y ciertamente muchas de sus políticas tuvieron un fuerte compromiso con la educación. Fomentó la formación de maestras, construyó más de 800 escuelas durante su mandato presidencial y nos legó una ley educativa fundamental: la ley 1420 de Educación gratuita, laica y obligatoria. Estas decisiones consolidaron un sistema educativo popular que permitió alfabetizar a gran parte de la población excluida en esa época. Pero más allá de estas medidas, es un personaje polémico por las intenciones e ideologías que motivaron tanto su interés por la educación como tantas otras políticas eurocentristas que retrasaron la posibilidad de pensar nuestra identidad latinoamericana y de consolidar la verdadera liberación cultural.
Y cada 11 de septiembre, además de pensar a Sarmiento, pensamos fundamentalmente en nuestros maestros y maestras. Quienes nos acompañaron en nuestros primeros pasos por la escuela y quienes hoy siguen compartiendo las aulas, los recreos y las luchas. Quienes nos enseñan cada día a mirar la vida con otros ojos. Quienes son maestros de la vida desde afuera de la escuela también. Y pensamos especialmente en quienes desde lugares y momentos lejanos inspiran nuestras prácticas educativas a diario. Cada 11 de septiembre, y como tantos otros días del año, pensamos en los grandes maestros y maestras que trazaron nuestros caminos, que iluminaron nuevas ideas. Pensamos en Sara Eccleston cuando creó las huellas pioneras de la educación inicial en el país, en Rosarito Vera Peñaloza cuando fundó los primeros jardines de infantes, museos y bibliotecas escolares, en las hermanas Cossettini cuando transformaron la escuela tradicional convirtiendo en protagonistas a los niños y niñas, en Francesco Tonucci cuando nos invitó a jugar con la libertad a través de sus viñetas…y pensamos también en Carlos Fuentealba cuando nos enseñó que luchar por nuestros derechos es también luchar por la Escuela Pública.
Todos estos Maestros y Maestras que inspiran y forjan nuestros caminos cada día son la esencia de este día de festejo, porque creemos que maestros y maestras luchando, también estamos enseñando. Y sabemos que la educación no es neutral, tal como decía Freire, quien enseña toma una posición respecto el sentido de lo que enseña y contribuye a ocultar o develar la realidad.
Chicos y chicas,lo más importante que podemos enseñarles es a defender sus derechos, a confiar en sus potencialidades, a aprovechar las estrategias que compartimos,a soñar otros mundos posibles e imposibles, a reinventar sus caminos libremente para construir un futuro más justo para todos y todas. Creemos en ustedes y trabajamos con amor y convicción para que ustedes también crean en todo lo que pueden hacer por este mundo. Compartimos muchos días, semanas y años aprendiendo y enseñando junto a ustedes mucho más que letras y números, y por ello el día de hoy, es también de ustedes. ¡Gracias por enseñarnos a aprender a ser cada día sus maestros y maestras!
Particularmente tengo que mencionar a ellos, a los docentes de la 15, que son mis compañeros en las aulas y en las calles y algunos trascendieron el día a día siendo grandes amigos.
Quiero proponerles seguir haciendo escuela, seguir apostando al juego y la liberación para construir juntos la Escuela Pública que imaginamos, porque aunque a veces parezca un sueño posible o imposible, sigue siendo necesario mirar la escuela con ojos de niños y enseñar, no a repetir palabras, sino A DECIR SU PALABRA. Contra los problemas, las incertidumbres, las injusticias, este equipo se sostiene, construye y defiende a la Escuela Pública.
¡¡Feliz día a los maestros y maestras por animarse a cambiar a esos niños y niñas que el día de mañana cambiarán el mundo!
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Prof. Valeria Forlani
Acto turno mañana
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Acto turno tarde
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